16 jun 2011

Adolescencia


Hoy he vuelto a subir al cementerio,
y mirando de lejos tu panteón
he marchado silencioso, con miedo,
para ver si aún duraba aquel te quiero
que escribí en tu losa el año anterior.

Estaba tu tumba solitaria,
llena de zarzas, sin una flor;
para ellos eres cosa olvidada,
ya no recuerdan las tardes pasadas,
pero no sufras, te recuerdo yo.

He arrancado del camino una rosa
y te la he puesto en el corazón,
y me has sonreído desde tu fosa,
y te he visto pálida y hermosa,
juntos hemos rezado una oración.

Caminando hacia la puerta enrejada
me he vuelto para decirte adiós,
y he visto tu tumba abandonada,
y a ti allí adentro, allí encerrada,
y he sentido en mi carne dolor.

Cuando en las noches frías de invierno
oigas pasos en derredor,
y sientas un cálido aliento
que te envuelve y embriaga en silencio,
no temas, no, que seré yo.

1 comentario:

  1. Es preciosa... muchas gracias por compartirla con nosotros/as.

    Me sigue impresionando que guardaras tus poesías durante tantos años, y mucho más aún que nos las hayas prestado en este blog. Todo un honor.

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